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- [Fanfic] Infinite - Veinticuatro Horas [06/10] (+18)
Posted by : SooriBang
13/4/14
{Aviso: Este capítulo contiene lemon}
Capítulo 6
La
mañana del Domingo estaba avanzando en la casa de Infinite, debían
de ser casi las 12 y de momento nada estaba aclarado. Bueno sí,
varias cosas que habían pasado durante la mañana del Sábado y lo
que Woo Hyun y Sung Kyu habían hecho durante aquella tarde... ¡¡pero
estaban igual que al principio!! ¡nadie parecía haberse quedado
solo en casa en ningún momento! ¡siempre tenían que ir en
parejas!
Y por eso mismo en aquellos momentos Sung Yeol gritaba, Myung Soo gruñía y Sung Kyu los amenazaba porque, según él, le estaban mintiendo con aquel relato.
- Ya te lo hemos dicho hyung, fuimos a comprar ropa – se quejó Sung Yeol por tercera vez mientras el líder negaba con la cabeza.
- ¡No hay testigos! ¿Y si os habéis puesto de acuerdo para mentirme?... esos dos estaban en la habitación como si de una luna de miel se tratase – grita Sung Kyu exasperado mientras señalaba a Hoya y Dong Woo, este último sin terminar de entender como habían terminado en aquel maldito lío por culpa de una mera colilla que el mismísimo viento podría haber traído.
De verdad que su líder podía hacer un drama de cualquier ínfima cosa.
Si bien Myung Soo, o al menos la imagen que L de Infinite proyectaba a las fans era de una persona misteriosa y calmada, ahora mismo esa imagen se había ido a la mismísima mierda y el verdadero Myung Soo había dado un golpe a la mesa al mismo tiempo que se levantaba de su asiento asustando a todos los presentes. Nadie, repito, nadie quería ver a Myung Soo realmente cabreado.
En menos de un minuto el chico volvió con tres bolsas que casi le tira al líder a la cabeza.
- Ahí tienes la maldita prueba con los tickets, ¿ahora me dirás que esas bolsas han aparecido por arte de magia en nuestra habitación mientras nosotros fumábamos en el balcón a escondidas del resto? - le espetó el visual que parecía tener llamas siniestras a su alrededor mientras fulminaba a Sung Kyu con la mirada.
El mayor carraspeó un par de veces tentado en abrir las bolsas para asegurarse de su contenido pero estaba seguro que si lo hacía Myung Soo iría a la cocina a por un cuchillo para asesinarlo.
Pero Dong Woo se le adelantó y con una sonrisa de oreja a oreja empezó a sacar un par de prendas que, según él, también había visto mientras paseaba con Hoya durante el mediodía del Sábado.
Dos de las bolsas tenían camisetas de todos los colores existentes... la tercera parecía el vestuario de la mismísima muerte. Todos adivinaron al instante de quien eran todas esas camisas negras.
- ¿Entonces entrasteis en esa tienda? ¿habían cositas verdes? - preguntó el rapero con los ojos brillantes – Hoya no me dejó entrar...
- Hyung, era la décima tienda y ya tenías lo que querías...
- Pero mirar es gratis Hoya – le reprochó con un puchero mientras Sung Yeol, mucho más animado, se había acercado a su hyung y sentado a su lado empezando a relatarle con todo detalle las prendas que allí habían.
- Chicos... la colilla... la investigación... - empezó Sung Kyu al ver como el relato de Sung Yeol contando como Myung Soo había vuelto locas a todas las dependientas llamaba más la atención del resto de miembros que su pizarrita llena de imanes de colores.
El líder se dio por vencido con un bufido. Bueno, siempre podía aprovechar aquel lapsus para repasar algo que se le hubiese pasado por alto.
- Yeol, ¿es preciso? - preguntó Myung Soo en un gruñido.
- Myung, ¿te recuerdo que esas pobres dependientas casi salen llorando de la tienda por esa maldita camisa negra a rayas que querías?
El visual gruñó maldiciones, dejando a su hyung continuar con aquel maldito relato el cual hizo que se sonrojase levemente al pensar como terminó aquello en los vestidores de la tienda a la que, estaba seguro, no iba a volver en mucho mucho tiempo.
Flashback.
16:00 PM – Sábado
- Lo lamento señor... pero no tenemos ese modelo... - le repitió por segunda vez la dependienta quien en un principio había estado encantada de atender a aquel chico tan alto y guapo que se le había acercado. Pero el chico guapo y alto se había convertido en un diablo que no hacía más que pedirle camisas negras con rayas, círculos, estampados animales y un largo etcétera. Cosas que en aquella tienda no tenían y ya se lo había dicho desde un principio. Además, ¿todo negro? ¿acaso estaba de luto aquel chico? ¿había algún carnaval cerca e iba a disfrazarse de la muerte?
- Myung, ¿quieres hacer el favor de dejar las malditas camisas negras y venir a ayudarme? ¿qué color te gusta más, verde o rosa? - le preguntó Sung Yeol con una sonrisa de oreja a oreja enseñándole dos camisetas.
- Negra y rosa – le contestó de vuelta mientras volvía a girarse hacia la dependienta que a punto estuvo de salir corriendo de allí – cualquier estampado para mi camisa me vale, pero que sea negra.
La pobre chica estuvo a punto de estampar la hermosa cabeza del chico en el mostrador de la tienda, pero se contentó con esbozar una falsa sonrisa mientras señalaba a su derecha.
- Eso es todo lo que tenemos señor – le volvió a repetir mientras Myung Soo volvía a caminar hacia aquella sección con los ojos entrecerrados revisando minuciosamente las prendas. La dependienta rezó a todos los dioses existentes. Ese chico era atractivo a más no poder pero tenía un aura que te ponían los pelos de punta.
El más alto viendo las intenciones de su amigo y la cara de suplicio de la chica lo cogió por el brazo y arrastró hasta los probadores.
- Ya basta Myung, vas a hacer que la chica se ahorque con algunas de las bufandas de la tienda como sigas molestándola.
Y por eso mismo en aquellos momentos Sung Yeol gritaba, Myung Soo gruñía y Sung Kyu los amenazaba porque, según él, le estaban mintiendo con aquel relato.
- Ya te lo hemos dicho hyung, fuimos a comprar ropa – se quejó Sung Yeol por tercera vez mientras el líder negaba con la cabeza.
- ¡No hay testigos! ¿Y si os habéis puesto de acuerdo para mentirme?... esos dos estaban en la habitación como si de una luna de miel se tratase – grita Sung Kyu exasperado mientras señalaba a Hoya y Dong Woo, este último sin terminar de entender como habían terminado en aquel maldito lío por culpa de una mera colilla que el mismísimo viento podría haber traído.
De verdad que su líder podía hacer un drama de cualquier ínfima cosa.
Si bien Myung Soo, o al menos la imagen que L de Infinite proyectaba a las fans era de una persona misteriosa y calmada, ahora mismo esa imagen se había ido a la mismísima mierda y el verdadero Myung Soo había dado un golpe a la mesa al mismo tiempo que se levantaba de su asiento asustando a todos los presentes. Nadie, repito, nadie quería ver a Myung Soo realmente cabreado.
En menos de un minuto el chico volvió con tres bolsas que casi le tira al líder a la cabeza.
- Ahí tienes la maldita prueba con los tickets, ¿ahora me dirás que esas bolsas han aparecido por arte de magia en nuestra habitación mientras nosotros fumábamos en el balcón a escondidas del resto? - le espetó el visual que parecía tener llamas siniestras a su alrededor mientras fulminaba a Sung Kyu con la mirada.
El mayor carraspeó un par de veces tentado en abrir las bolsas para asegurarse de su contenido pero estaba seguro que si lo hacía Myung Soo iría a la cocina a por un cuchillo para asesinarlo.
Pero Dong Woo se le adelantó y con una sonrisa de oreja a oreja empezó a sacar un par de prendas que, según él, también había visto mientras paseaba con Hoya durante el mediodía del Sábado.
Dos de las bolsas tenían camisetas de todos los colores existentes... la tercera parecía el vestuario de la mismísima muerte. Todos adivinaron al instante de quien eran todas esas camisas negras.
- ¿Entonces entrasteis en esa tienda? ¿habían cositas verdes? - preguntó el rapero con los ojos brillantes – Hoya no me dejó entrar...
- Hyung, era la décima tienda y ya tenías lo que querías...
- Pero mirar es gratis Hoya – le reprochó con un puchero mientras Sung Yeol, mucho más animado, se había acercado a su hyung y sentado a su lado empezando a relatarle con todo detalle las prendas que allí habían.
- Chicos... la colilla... la investigación... - empezó Sung Kyu al ver como el relato de Sung Yeol contando como Myung Soo había vuelto locas a todas las dependientas llamaba más la atención del resto de miembros que su pizarrita llena de imanes de colores.
El líder se dio por vencido con un bufido. Bueno, siempre podía aprovechar aquel lapsus para repasar algo que se le hubiese pasado por alto.
- Yeol, ¿es preciso? - preguntó Myung Soo en un gruñido.
- Myung, ¿te recuerdo que esas pobres dependientas casi salen llorando de la tienda por esa maldita camisa negra a rayas que querías?
El visual gruñó maldiciones, dejando a su hyung continuar con aquel maldito relato el cual hizo que se sonrojase levemente al pensar como terminó aquello en los vestidores de la tienda a la que, estaba seguro, no iba a volver en mucho mucho tiempo.
Flashback.
16:00 PM – Sábado
- Lo lamento señor... pero no tenemos ese modelo... - le repitió por segunda vez la dependienta quien en un principio había estado encantada de atender a aquel chico tan alto y guapo que se le había acercado. Pero el chico guapo y alto se había convertido en un diablo que no hacía más que pedirle camisas negras con rayas, círculos, estampados animales y un largo etcétera. Cosas que en aquella tienda no tenían y ya se lo había dicho desde un principio. Además, ¿todo negro? ¿acaso estaba de luto aquel chico? ¿había algún carnaval cerca e iba a disfrazarse de la muerte?
- Myung, ¿quieres hacer el favor de dejar las malditas camisas negras y venir a ayudarme? ¿qué color te gusta más, verde o rosa? - le preguntó Sung Yeol con una sonrisa de oreja a oreja enseñándole dos camisetas.
- Negra y rosa – le contestó de vuelta mientras volvía a girarse hacia la dependienta que a punto estuvo de salir corriendo de allí – cualquier estampado para mi camisa me vale, pero que sea negra.
La pobre chica estuvo a punto de estampar la hermosa cabeza del chico en el mostrador de la tienda, pero se contentó con esbozar una falsa sonrisa mientras señalaba a su derecha.
- Eso es todo lo que tenemos señor – le volvió a repetir mientras Myung Soo volvía a caminar hacia aquella sección con los ojos entrecerrados revisando minuciosamente las prendas. La dependienta rezó a todos los dioses existentes. Ese chico era atractivo a más no poder pero tenía un aura que te ponían los pelos de punta.
El más alto viendo las intenciones de su amigo y la cara de suplicio de la chica lo cogió por el brazo y arrastró hasta los probadores.
- Ya basta Myung, vas a hacer que la chica se ahorque con algunas de las bufandas de la tienda como sigas molestándola.
-
Es su trabajo...
-
Pero tú eres insufrible cuando te da por comprarte todo el vestuario
de la muerte – le reprochó mientras se metía en uno de los
probadores y dejaba a su amigo fuera – espera y me dices cual te
gusta más.
- Me aburro aquí fuera, ¿y si me descubren?
- Si no lo han hecho ya con la que has armado ahí fuera lo dudo mucho – le recordó su amigo mientras en el interior de aquel cubículo empezaba a quitarse la gorra, las gafas y todo el arsenal de su ropa “anti reconocimiento”.
Cuando se hubo probado aquellos nuevos vaqueros con el suéter verde sonrió mirándose al espejo antes de girarse y abrir la puerta.
- ¿Qué tal? - preguntó el más alto a su amigo que se encontraba de brazos cruzados y apoyado en la pared de enfrente.
En cuanto Myung Soo vio a su amigo se tensó de repente por muchos motivos; el primero porque aquella ropa sí que le quedaba realmente bien... el segundo es que el idiota se había plantado en medio de aquel pasillo sin nada para evitar que lo reconocieran.
Sung Yeol vio como la expresión de su mejor amigo cambiaba de repente y le recordó con cierta incomodidad a la misma que le había visto aquella mañana en la cocina mientras preparaba el desayuno. No pudo evitar pensar en como lo había abordado y prácticamente empotrado contra la encimera de la cocina y aquello hizo que se sonrojase ligeramente.
- ¿Tan mal me qued-...? - no terminó de hacer aquella pregunta porque Myung Soo lo había cogido por el cuello de su nueva camiseta y empujado hasta el fondo del probador, cerrando la puerta tras de sí - ¿qué demonios? ¡Myung Soo! - se quejó por acto reflejo cerrando los ojos, pero no pudo evitar esperar que los labios de su amigo se posasen sobre los suyos propios.
Esperó lo que parecieron eternos minutos pero al no notar nada abrió uno de los ojos encontrándose con la espalda de Myung Soo y la cabeza del visual asomando por una pequeña rendija.
¿Acaso ese pervertido estaba mirando que no hubieran moros en la costa para violarlo allí mismo? Aquel pensamiento hizo que la piel se le erizara, ¿de verdad iban a hacerlo allí? ¿qué demonios le pasaba a su amigo? ¿qué había sido del romanticismo?.
Por fin el visual soltó un suspiro y volvió a cerrar la puerta girándose para posar sus ojos sobre Sung Yeol que se sonrojó de pies a cabeza por aquella mirada y los pensamientos que estaba teniendo por su culpa. ¿Desde cuándo estaba pensando aquello? ¿acaso no estaba enfadado con él por haberlo ignorado aquellas últimas semanas vete tú a saber el motivo?
Y lo que era más importante... ¿por qué demonios le afectaba tanto que su amigo lo hubiese ignorado?
No pudo seguir pensando más porque Myung Soo había avanzado varios pasos, los pocos que podía dar metido en aquel espacio tan reducido, pero ese simple movimiento hizo que Sung Yeol alzase las manos para detener a su amigo y agachase la cabeza con vergüenza.
- ¡Espera! ¡no podemos hacerlo aquí, hay gente! - le reprochó esperando que su amigo lo entendiese y se esperasen al menos a llegar a casa y hablarlo cómodamente - ¡vas demasiado rápido!
Los segundos pasaron en completo silencio hasta que la risa de Myung Soo cortó aquel ambiente e hicieron que Sung Yeol alzase la cabeza completamente confundido.
Myung Soo estaba apoyado contra la puerta y daba golpes contra esta mientras lloraba de la risa.
- ¿Se puede saber qué te hace tanta gracia?
- TÚ – le contestó señalándolo con el dedo mientras intentaba recobrar el aliento – tú y esa cabeza loca que tienes, ¿qué demonios estás pensando?
- ¿Yo? ¿¡qué demonios haces tú asaltándome otra vez en un lugar público!?
- Eres un maldito pervertido – Myung Soo recobró su voz aunque todavía soltaba alguna que otra pequeña risita – y también un idiota... has salido al pasillo sin la gorra y las gafas, podrían haberte reconocido por eso te he vuelto a meter en el vestidor y me he asegurado que no había nadie que pudiera haberte visto...
Los engranajes empezaron a funcionar en la cabeza de Sung Yeol que se llevó una mano al pelo y otra a su cara dándose cuenta que, efectivamente, no llevaba nada de su ropa “anti reconocimiento”.
Y se sonrojó otra vez de pies a cabeza mientras rezaba para que la tierra se le tragase en aquel mismo momento. ¿Qué demonios había pensado? y lo que era peor, ¿qué estaría pensando Myung Soo de todo aquello?
Por otro lado el chico no hacía si no reírse de la cara de idiota que se le había quedado a su amigo, además, ¿qué demonios pasaba por la pervertida mente del más alto? ¿acaso de verdad pensaba que iba a asaltarlo en un lugar público dónde cualquiera podría oírles?
Vale que la puerta estaba cerrada a cal y canto y era improbable que alguien pudiera asomar la cabeza...
Y este último pensamiento hizo que una imperceptible sonrisa apareciera en el rostro del visual al darse cuenta de las verdaderas ventajas de todo aquello ahora que veía dónde estaban metidos.
Sung Yeol seguía refunfuñando maldiciones a diestro y siniestro sin levantar la cabeza pero eso sí, mirándose en el espejo el largo de esos pantalones vaqueros que realmente le habían gustado nada más entrar en la tienda, aunque todavía seguía indeciso sobre el color de la camiseta.
Se giró, cogiendo todo el aire que podía, para enfrentar a Myung Soo haciendo como si lo de antes jamás hubiera pasado. Pero el aire salió de repente cuando el mayor soltó un pequeño grito al ver lo cerca que estaba su amigo, ¿qué pasa? ¿acaso era un ninja entrenado para darle un ataque al corazón?
- ¿Qué- qué te pasa ahora? ¿viene alguien? ¿nos han descubierto? - se preocupó de repente intentando que su mente no volviera a jugarle otra mala pasada. Con una vez bastaba, no iba a caer en una segunda.
- Yeol... ¿por qué no te pruebas ese color? - le preguntó el visual con una ligera sonrisa mientras lo miraba a esos escasos centímetros de distancia, señalando la camiseta rosa que yacía sobre el taburete.
- Me aburro aquí fuera, ¿y si me descubren?
- Si no lo han hecho ya con la que has armado ahí fuera lo dudo mucho – le recordó su amigo mientras en el interior de aquel cubículo empezaba a quitarse la gorra, las gafas y todo el arsenal de su ropa “anti reconocimiento”.
Cuando se hubo probado aquellos nuevos vaqueros con el suéter verde sonrió mirándose al espejo antes de girarse y abrir la puerta.
- ¿Qué tal? - preguntó el más alto a su amigo que se encontraba de brazos cruzados y apoyado en la pared de enfrente.
En cuanto Myung Soo vio a su amigo se tensó de repente por muchos motivos; el primero porque aquella ropa sí que le quedaba realmente bien... el segundo es que el idiota se había plantado en medio de aquel pasillo sin nada para evitar que lo reconocieran.
Sung Yeol vio como la expresión de su mejor amigo cambiaba de repente y le recordó con cierta incomodidad a la misma que le había visto aquella mañana en la cocina mientras preparaba el desayuno. No pudo evitar pensar en como lo había abordado y prácticamente empotrado contra la encimera de la cocina y aquello hizo que se sonrojase ligeramente.
- ¿Tan mal me qued-...? - no terminó de hacer aquella pregunta porque Myung Soo lo había cogido por el cuello de su nueva camiseta y empujado hasta el fondo del probador, cerrando la puerta tras de sí - ¿qué demonios? ¡Myung Soo! - se quejó por acto reflejo cerrando los ojos, pero no pudo evitar esperar que los labios de su amigo se posasen sobre los suyos propios.
Esperó lo que parecieron eternos minutos pero al no notar nada abrió uno de los ojos encontrándose con la espalda de Myung Soo y la cabeza del visual asomando por una pequeña rendija.
¿Acaso ese pervertido estaba mirando que no hubieran moros en la costa para violarlo allí mismo? Aquel pensamiento hizo que la piel se le erizara, ¿de verdad iban a hacerlo allí? ¿qué demonios le pasaba a su amigo? ¿qué había sido del romanticismo?.
Por fin el visual soltó un suspiro y volvió a cerrar la puerta girándose para posar sus ojos sobre Sung Yeol que se sonrojó de pies a cabeza por aquella mirada y los pensamientos que estaba teniendo por su culpa. ¿Desde cuándo estaba pensando aquello? ¿acaso no estaba enfadado con él por haberlo ignorado aquellas últimas semanas vete tú a saber el motivo?
Y lo que era más importante... ¿por qué demonios le afectaba tanto que su amigo lo hubiese ignorado?
No pudo seguir pensando más porque Myung Soo había avanzado varios pasos, los pocos que podía dar metido en aquel espacio tan reducido, pero ese simple movimiento hizo que Sung Yeol alzase las manos para detener a su amigo y agachase la cabeza con vergüenza.
- ¡Espera! ¡no podemos hacerlo aquí, hay gente! - le reprochó esperando que su amigo lo entendiese y se esperasen al menos a llegar a casa y hablarlo cómodamente - ¡vas demasiado rápido!
Los segundos pasaron en completo silencio hasta que la risa de Myung Soo cortó aquel ambiente e hicieron que Sung Yeol alzase la cabeza completamente confundido.
Myung Soo estaba apoyado contra la puerta y daba golpes contra esta mientras lloraba de la risa.
- ¿Se puede saber qué te hace tanta gracia?
- TÚ – le contestó señalándolo con el dedo mientras intentaba recobrar el aliento – tú y esa cabeza loca que tienes, ¿qué demonios estás pensando?
- ¿Yo? ¿¡qué demonios haces tú asaltándome otra vez en un lugar público!?
- Eres un maldito pervertido – Myung Soo recobró su voz aunque todavía soltaba alguna que otra pequeña risita – y también un idiota... has salido al pasillo sin la gorra y las gafas, podrían haberte reconocido por eso te he vuelto a meter en el vestidor y me he asegurado que no había nadie que pudiera haberte visto...
Los engranajes empezaron a funcionar en la cabeza de Sung Yeol que se llevó una mano al pelo y otra a su cara dándose cuenta que, efectivamente, no llevaba nada de su ropa “anti reconocimiento”.
Y se sonrojó otra vez de pies a cabeza mientras rezaba para que la tierra se le tragase en aquel mismo momento. ¿Qué demonios había pensado? y lo que era peor, ¿qué estaría pensando Myung Soo de todo aquello?
Por otro lado el chico no hacía si no reírse de la cara de idiota que se le había quedado a su amigo, además, ¿qué demonios pasaba por la pervertida mente del más alto? ¿acaso de verdad pensaba que iba a asaltarlo en un lugar público dónde cualquiera podría oírles?
Vale que la puerta estaba cerrada a cal y canto y era improbable que alguien pudiera asomar la cabeza...
Y este último pensamiento hizo que una imperceptible sonrisa apareciera en el rostro del visual al darse cuenta de las verdaderas ventajas de todo aquello ahora que veía dónde estaban metidos.
Sung Yeol seguía refunfuñando maldiciones a diestro y siniestro sin levantar la cabeza pero eso sí, mirándose en el espejo el largo de esos pantalones vaqueros que realmente le habían gustado nada más entrar en la tienda, aunque todavía seguía indeciso sobre el color de la camiseta.
Se giró, cogiendo todo el aire que podía, para enfrentar a Myung Soo haciendo como si lo de antes jamás hubiera pasado. Pero el aire salió de repente cuando el mayor soltó un pequeño grito al ver lo cerca que estaba su amigo, ¿qué pasa? ¿acaso era un ninja entrenado para darle un ataque al corazón?
- ¿Qué- qué te pasa ahora? ¿viene alguien? ¿nos han descubierto? - se preocupó de repente intentando que su mente no volviera a jugarle otra mala pasada. Con una vez bastaba, no iba a caer en una segunda.
- Yeol... ¿por qué no te pruebas ese color? - le preguntó el visual con una ligera sonrisa mientras lo miraba a esos escasos centímetros de distancia, señalando la camiseta rosa que yacía sobre el taburete.
El
más alto tragó saliva mirando de reojo la inocente camiseta que
parecía burlarse de él y después posó la mirada en Myung Soo que
no paraba de mirarle. Asintió apartándose de su amigo y dándole la
espalda, aunque tampoco es que funcionase demasiado porque el espejo
que tenía ahora delante de sus narices le reflejaba la cabeza de
Myung Soo asomando por encima de su hombro. Maldito ese visual por
ser el segundo más alto...
Estaban acostumbrados a pasear por casa con el mínimo de ropa posible, y mucho más en verano, pero en aquella situación se podía palpar la tensión en el ambiente desde varios kilómetros a la redonda. Sung Yeol podía jurar que se había olvidado de como respirar mientras pasaba aquella camiseta por su cabeza y la dejaba a un lado yendo a ponerse la de color rosa con manos temblorosas. Obviamente sin mirar el reflejo de su amigo ubicado todavía detrás de él.
Porque si lo miraba seguramente empezaría a tener pensamientos extraños otra vez, y Myung Soo volvería a regañarlo y reírse de él. Además, ¡estaba enfadado, debería de hacérselo notar!
Frunció el ceño y se pasó la segunda camiseta rápidamente por la cabeza ajustando los bordes a su cintura. Alzó la mirada y la posó sobre su amigo que se la devolvió enarcando una ceja y con una sonrisa ladeada.
- Me gusta – le respondió el visual haciendo que unas pocas de las defensas que el más alto había decidido poner contra Myung Soo se desquebrajasen.
- En-entonces, ¿me quedo con esta? - preguntó Sung Yeol intentando que el ambiente se normalizase y, ante el asentimiento por parte de su amigo, soltó un leve suspiro relajándose brevemente.
Parecía que de nuevo las cosas solo estaban en su cabeza.
Quizás estaba empezando a tener alucinaciones.
O quizás no.
No cuando Myung Soo había pasado sus brazos por la cintura del más alto, rodéandola para poder posar su frente en la nuca de su amigo y soltar un suspiro que hizo que un escalofrío recorriera la columna de Sung Yeol.
- Myung, ¿qué...?
- No estoy enfadado contigo ni tampoco te evito, estoy enfadado conmigo – le respondió de repente haciendo que el castaño parpadease ligeramente confundido, ¿de qué demonios estaba hablando ahora su amigo? - esta mañana me has preguntado por qué te evitaba. Ciertamente te evitaba pero no es culpa tuya, es mía así que perdoname.
Una calidez sobrecogió el corazón de Sung Yeol. Myung Soo siempre era así con él, cariñoso y adorable. Dándole abrazos y caricias siempre que podían. Porque eran los mejores amigos y así se lo demostraban.
Con una sonrisa de oreja a oreja Sung Yeol apretó los brazos que todavía rodeaban su cintura intentando que Myung Soo le mirase. Y logró que el chico alzase la cabeza.
- Te perdono Myung, pero no vuelvas a asustarme así, ¿entendido? no soportaría perderte...
Quizás esas palabras no tendría que haberlas dicho porque parecían alguna especie de detonante al cual no estaba preparado para soportar. Pero cuando Myung Soo vio la adorable sonrisa que su mejor amigo le otorgaba mientras le apretaba cariñosamente los brazos el botón de la cordura que siempre había mantenido encendido por su bien, el de Sung Yeol y del grupo se apagó.
Lo próximo que supo Sung Yeol es que Myung Soo estaba besando su nuca y todo el lateral de su cuello sacando un gemido involuntario de la boca de Sung Yeol. Uno demasiado alto para el lugar dónde se encontraban.
Se llevó rápidamente la mano a la boca e intenta revolverse pero los fuertes brazos de Myung Soo no daban tregua.
- Myung... estate quieto, para... - intentó hacer que el visual entrase en razón pero este parecía estar en un universo paralelo porque estaba ignorando olímpicamente todo lo que él decía.
Antes de darse cuenta habían avanzado los pocos pasos que quedaban y Sung Yeol estaba completamente aplastado contra el espejo de aquel vestidor, con su propia mano aún en su boca intentando cubrir los gemidos que el maldito de Myung Soo le estaba haciendo soltar.
- Para... esto no está bien...
- Esto está perfectamente bien – concluyó Myung Soo – así que si por esa boca va a salir algo que no sean gemidos y suspiros será mejor que la cierres.
Y vaya que soltó gemidos. Ese Myung Soo dominante era algo al que nadie podía resistirse.
La camiseta que tanto le había gustado a Sung Yeol terminó perdida por algún lugar del suelo junto a su propia ropa.
Myung Soo había empujado de nuevo a Sung Yeol contra el espejo, pero esta vez cara a cara mientras lamía el labio inferior del más alto, llevando su mano derecha a los botones de aquel pantalón vaquero que tan bien le quedaban al castaño.
- Myung... ah... espera... ¡ah! - se quejó el más alto aunque con poca determinación porque ver a Myung Soo descendiendo por su pecho en dirección a su entrepierna le quitaba el habla a cualquiera.
Parecía que nada iba a detener al moreno... nada.
Unos pequeños golpecitos seguidos de un ligero carraspeo al otro lado de la puerta fue lo único que devolvieron a Myung Soo a tierra firme.
Se incorporó de repente mirando la puerta que el reflejo del espejo le regalaba.
- ¿Se encuentran bien? ¿alguno se ha hecho daño? - preguntó la voz de una mujer al otro lado de la puerta.
Myung Soo cogió aire dos veces antes de responder con el tono de voz más sereno y normal del universo... como si minutos antes no hubiera tenido la intención de arrancarle los pantalones a su mejor amigo.
- Por supuesto, mi amigo que tiene la manía de coger camisetas de tallas menores y termina con la cabeza atascada por el cuello... te tengo dicho que tienes que adelgazar – le reprochó Myung Soo mirando a Sung Yeol cuya boca estaba a la altura del suelo. Incrédulo. Aquello era totalmente surrealista.
- Oh, me alegro... avísenme si necesitan algo.
- Desde luego, gracias.
Pudieron escuchar a la chica y sus tacones alejarse del vestidor mientras Myung Soo recogía rápidamente lo del suelo, echándole a Sung Yeol su camiseta para que se vistiera.
- Ponte los pantalones, nos vamos de aquí... ya hablaremos en llegar a casa.
Sung Yeol no podía decir nada, se había quedado mudo y parecía un robot obedeciendo aquellas órdenes sin rechistar. Pero era normal porque ahora mismo la vergüenza era mayor que nada y supo por como le miraban las dependientas de la tienda que no habían terminado de creerse aquella mentira.
Fin Flashback.
- Myung es una lástima que te quedases sin camisas... - se compadeció Dong Woo después del breve relato de Sung Yeol donde contaba el intento de ahorcamiento de la dependienta ante la insistencia de Myung Soo y las camisas negras y como al final a él mismo no le habían terminado de gustar los pantalones.
- Yo sigo diciendo que te quedaban bien – comentó Myung Soo sonriendo haciendo que el más alto se sonrojase ligeramente y le mirase con cara de “¿de quién crees que es la puta culpa de que me haya quedado sin esos fantásticos pantalones vaqueros que me quedaban realmente bien?”
Unos ligeros golpecitos llamaron la atención de los allí presentes que se volvieron para ver como su líder había llenado de nuevo la pizarra con cosas inteligibles a estas alturas y seguía rumiando por lo bajo cosas que sólo él podría entender.
- Hyung, ¿qué demonios estás haciendo ahora? - preguntó Sung Jong viendo como su propio nombre aparecía varias veces junto al de Myung Soo y el manager.
- ¿No te fuiste tú con Myung Soo a comprar la comida?
El maknae asintió sorprendido de que el líder lo hubiera deducido dado que en ningún momento él había abierto la boca.
- Entonces descartamos esos momentos del mediodía dejando a Sung Yeol solo en casa...
- ¡Yah, no vuelvas a ponerme como culpable, soy inocente! - se defendió el aludido.
El resto estaba levemente sorprendido de las habilidades detectivescas que el líder parecía haber desarrollado de repente.
Parecía haber descubierto algo de suma importancia porque no hacía otra cosa que mover los imanes de aquí para allá mientras anotaba miles de cosas en diferentes colores. Definitivamente parecía el cuadro de algún psicópata recién salido del manicomio.
Los chicos a punto estuvieron de lanzar esa pizarra por la ventana antes de que terminara por volver loco a su líder cuando el móvil del susodicho empezó a sonar.
- Oh, Young Jun hyung, ¿pasa algo? - preguntó el líder apartándose de repente y yendo hacia el balcón haciendo que el resto soltase un suspiro de alivio.
- Nunca creí que diría esto pero espero que sea hyung diciéndonos que hay que ir a ensayar cuatro días seguidos y sin descanso... con suerte a Sung Kyu hyung se le quitará la tontería de encima – comentó Woo Hyun haciendo que los cinco restantes asintieran.
Pasaron diez segundos antes de que Dong Woo se pusiera de repente de pie asustando a todos los presentes.
- ¡Mi camiseta! - gritó de repente haciendo que los chicos lo mirasen como si se hubiera vuelto irremediablemente loco, ¿acaso la epidemia empezaba con los mayores del grupo?
- Dong Woo hyung, ¿qué te pasa ahora? - preguntó Myung Soo que había decidido acostarse en el piso apoyado en su inseparable almohada de bambú y agradeciendo a los cielos ese descanso que el manager les había otorgado.
- Se me ha olvidado sacar la ropa de las bolsas... - se quejó de repente yendo hacia el pasillo en dirección a su habitación.
- Hyung espera, que ahí hay cosas mías – se apresuró Hoya levantándose y caminando tras su hyung, cerrando la puerta a sus espaldas.
El silencio se hizo presente en el comedor mientras los cuatro miembros restantes se miraban sin saber bien qué decir.
- Sí, seguramente pase lo que estáis pensando ahora mismo todos – dijo Myung Soo en voz alta.
- ¿A qué te refieres Myung? - preguntó Sung Yeol
- A que Sung Jong tendrá pronto un hermanito, pero creo que no será de mamá Kyu.
Woo Hyun estalló en carcajadas, Sung Jong palideció levemente intentando no imaginarse la escena y Sung Yeol tardó cinco segundos en entender aquella frase.
Después de eso solo pudo soltar un “¿¡QUÉ!?” que estuvieron seguros el manager habría escuchado desde el otro lado de la línea telefónica.
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Mientras, dentro de la habitación la cabeza de Dong Woo se encontraba sumergida dentro de una enorme bolsa de la que emergían cantidad de prendas de vestir con distintas tonalidades verdes. Empezó a sacarlas una a una y colocarlas sobre su cama para, segundos después, lanzarla a la de Hoya y volver a poner más ropa sobre su propia cama.
- Hyung, ¿sabes que deberías de organizarte mejor la ropa? - preguntó Hoya con un suspiro viendo el desastre que se estaba formando en su pulcra cama de sábanas moradas.
- Siempre lo tengo todo organizado - se quejó el mayor inflando los mofletes – el problema es de qué camiseta deshacerme ahora que tengo esta... - se lamentó en un suspiro antes de volver a meter la cabeza dentro de la gran bolsa.
Hoya suspiró cruzándose de brazos y vigilando que su hyung no hiciera una destroza mayor.
Lo observó cuidadosamente deteniéndose en aquella vista tan magnífica que el rapero le estaba ofreciendo al tener la cabeza dentro de la bolsa. Ladeó ligeramente la cabeza sin apartar la vista de la perfecta anatomía de su hyung mientras esbozaba una pequeña sonrisa ante los pensamientos que le estaban viniendo a la mente.
Se acercó como un felino que saboreaba a su presa, con delicadeza pasando los brazos por la cintura del mayor haciendo que este se incorporase de repente.
- ¿Qué haces idiota? ¡los chicos están al otro lado! - se quejó el mayor aunque sin demasiada fuerza, no cuando la entrepierna de Hoya estaba empujando en su trasero.
- Eso no te detuvo anoche, ¿lo recuerdas? - le preguntó haciendo que Dong Woo se sonrojase de pies a cabeza.
- Pero teníamos al volumen de la televisión como aliado...
- Touché – contestó Hoya girando la cabeza de su hyung para poder darle un suave beso, deleitándose con aquellos gruesos y sensuales labios que había deseado desde hacía bastante tiempo.
Flashback.
21:00 PM – Sábado
Estaban acostumbrados a pasear por casa con el mínimo de ropa posible, y mucho más en verano, pero en aquella situación se podía palpar la tensión en el ambiente desde varios kilómetros a la redonda. Sung Yeol podía jurar que se había olvidado de como respirar mientras pasaba aquella camiseta por su cabeza y la dejaba a un lado yendo a ponerse la de color rosa con manos temblorosas. Obviamente sin mirar el reflejo de su amigo ubicado todavía detrás de él.
Porque si lo miraba seguramente empezaría a tener pensamientos extraños otra vez, y Myung Soo volvería a regañarlo y reírse de él. Además, ¡estaba enfadado, debería de hacérselo notar!
Frunció el ceño y se pasó la segunda camiseta rápidamente por la cabeza ajustando los bordes a su cintura. Alzó la mirada y la posó sobre su amigo que se la devolvió enarcando una ceja y con una sonrisa ladeada.
- Me gusta – le respondió el visual haciendo que unas pocas de las defensas que el más alto había decidido poner contra Myung Soo se desquebrajasen.
- En-entonces, ¿me quedo con esta? - preguntó Sung Yeol intentando que el ambiente se normalizase y, ante el asentimiento por parte de su amigo, soltó un leve suspiro relajándose brevemente.
Parecía que de nuevo las cosas solo estaban en su cabeza.
Quizás estaba empezando a tener alucinaciones.
O quizás no.
No cuando Myung Soo había pasado sus brazos por la cintura del más alto, rodéandola para poder posar su frente en la nuca de su amigo y soltar un suspiro que hizo que un escalofrío recorriera la columna de Sung Yeol.
- Myung, ¿qué...?
- No estoy enfadado contigo ni tampoco te evito, estoy enfadado conmigo – le respondió de repente haciendo que el castaño parpadease ligeramente confundido, ¿de qué demonios estaba hablando ahora su amigo? - esta mañana me has preguntado por qué te evitaba. Ciertamente te evitaba pero no es culpa tuya, es mía así que perdoname.
Una calidez sobrecogió el corazón de Sung Yeol. Myung Soo siempre era así con él, cariñoso y adorable. Dándole abrazos y caricias siempre que podían. Porque eran los mejores amigos y así se lo demostraban.
Con una sonrisa de oreja a oreja Sung Yeol apretó los brazos que todavía rodeaban su cintura intentando que Myung Soo le mirase. Y logró que el chico alzase la cabeza.
- Te perdono Myung, pero no vuelvas a asustarme así, ¿entendido? no soportaría perderte...
Quizás esas palabras no tendría que haberlas dicho porque parecían alguna especie de detonante al cual no estaba preparado para soportar. Pero cuando Myung Soo vio la adorable sonrisa que su mejor amigo le otorgaba mientras le apretaba cariñosamente los brazos el botón de la cordura que siempre había mantenido encendido por su bien, el de Sung Yeol y del grupo se apagó.
Lo próximo que supo Sung Yeol es que Myung Soo estaba besando su nuca y todo el lateral de su cuello sacando un gemido involuntario de la boca de Sung Yeol. Uno demasiado alto para el lugar dónde se encontraban.
Se llevó rápidamente la mano a la boca e intenta revolverse pero los fuertes brazos de Myung Soo no daban tregua.
- Myung... estate quieto, para... - intentó hacer que el visual entrase en razón pero este parecía estar en un universo paralelo porque estaba ignorando olímpicamente todo lo que él decía.
Antes de darse cuenta habían avanzado los pocos pasos que quedaban y Sung Yeol estaba completamente aplastado contra el espejo de aquel vestidor, con su propia mano aún en su boca intentando cubrir los gemidos que el maldito de Myung Soo le estaba haciendo soltar.
- Para... esto no está bien...
- Esto está perfectamente bien – concluyó Myung Soo – así que si por esa boca va a salir algo que no sean gemidos y suspiros será mejor que la cierres.
Y vaya que soltó gemidos. Ese Myung Soo dominante era algo al que nadie podía resistirse.
La camiseta que tanto le había gustado a Sung Yeol terminó perdida por algún lugar del suelo junto a su propia ropa.
Myung Soo había empujado de nuevo a Sung Yeol contra el espejo, pero esta vez cara a cara mientras lamía el labio inferior del más alto, llevando su mano derecha a los botones de aquel pantalón vaquero que tan bien le quedaban al castaño.
- Myung... ah... espera... ¡ah! - se quejó el más alto aunque con poca determinación porque ver a Myung Soo descendiendo por su pecho en dirección a su entrepierna le quitaba el habla a cualquiera.
Parecía que nada iba a detener al moreno... nada.
Unos pequeños golpecitos seguidos de un ligero carraspeo al otro lado de la puerta fue lo único que devolvieron a Myung Soo a tierra firme.
Se incorporó de repente mirando la puerta que el reflejo del espejo le regalaba.
- ¿Se encuentran bien? ¿alguno se ha hecho daño? - preguntó la voz de una mujer al otro lado de la puerta.
Myung Soo cogió aire dos veces antes de responder con el tono de voz más sereno y normal del universo... como si minutos antes no hubiera tenido la intención de arrancarle los pantalones a su mejor amigo.
- Por supuesto, mi amigo que tiene la manía de coger camisetas de tallas menores y termina con la cabeza atascada por el cuello... te tengo dicho que tienes que adelgazar – le reprochó Myung Soo mirando a Sung Yeol cuya boca estaba a la altura del suelo. Incrédulo. Aquello era totalmente surrealista.
- Oh, me alegro... avísenme si necesitan algo.
- Desde luego, gracias.
Pudieron escuchar a la chica y sus tacones alejarse del vestidor mientras Myung Soo recogía rápidamente lo del suelo, echándole a Sung Yeol su camiseta para que se vistiera.
- Ponte los pantalones, nos vamos de aquí... ya hablaremos en llegar a casa.
Sung Yeol no podía decir nada, se había quedado mudo y parecía un robot obedeciendo aquellas órdenes sin rechistar. Pero era normal porque ahora mismo la vergüenza era mayor que nada y supo por como le miraban las dependientas de la tienda que no habían terminado de creerse aquella mentira.
Fin Flashback.
- Myung es una lástima que te quedases sin camisas... - se compadeció Dong Woo después del breve relato de Sung Yeol donde contaba el intento de ahorcamiento de la dependienta ante la insistencia de Myung Soo y las camisas negras y como al final a él mismo no le habían terminado de gustar los pantalones.
- Yo sigo diciendo que te quedaban bien – comentó Myung Soo sonriendo haciendo que el más alto se sonrojase ligeramente y le mirase con cara de “¿de quién crees que es la puta culpa de que me haya quedado sin esos fantásticos pantalones vaqueros que me quedaban realmente bien?”
Unos ligeros golpecitos llamaron la atención de los allí presentes que se volvieron para ver como su líder había llenado de nuevo la pizarra con cosas inteligibles a estas alturas y seguía rumiando por lo bajo cosas que sólo él podría entender.
- Hyung, ¿qué demonios estás haciendo ahora? - preguntó Sung Jong viendo como su propio nombre aparecía varias veces junto al de Myung Soo y el manager.
- ¿No te fuiste tú con Myung Soo a comprar la comida?
El maknae asintió sorprendido de que el líder lo hubiera deducido dado que en ningún momento él había abierto la boca.
- Entonces descartamos esos momentos del mediodía dejando a Sung Yeol solo en casa...
- ¡Yah, no vuelvas a ponerme como culpable, soy inocente! - se defendió el aludido.
El resto estaba levemente sorprendido de las habilidades detectivescas que el líder parecía haber desarrollado de repente.
Parecía haber descubierto algo de suma importancia porque no hacía otra cosa que mover los imanes de aquí para allá mientras anotaba miles de cosas en diferentes colores. Definitivamente parecía el cuadro de algún psicópata recién salido del manicomio.
Los chicos a punto estuvieron de lanzar esa pizarra por la ventana antes de que terminara por volver loco a su líder cuando el móvil del susodicho empezó a sonar.
- Oh, Young Jun hyung, ¿pasa algo? - preguntó el líder apartándose de repente y yendo hacia el balcón haciendo que el resto soltase un suspiro de alivio.
- Nunca creí que diría esto pero espero que sea hyung diciéndonos que hay que ir a ensayar cuatro días seguidos y sin descanso... con suerte a Sung Kyu hyung se le quitará la tontería de encima – comentó Woo Hyun haciendo que los cinco restantes asintieran.
Pasaron diez segundos antes de que Dong Woo se pusiera de repente de pie asustando a todos los presentes.
- ¡Mi camiseta! - gritó de repente haciendo que los chicos lo mirasen como si se hubiera vuelto irremediablemente loco, ¿acaso la epidemia empezaba con los mayores del grupo?
- Dong Woo hyung, ¿qué te pasa ahora? - preguntó Myung Soo que había decidido acostarse en el piso apoyado en su inseparable almohada de bambú y agradeciendo a los cielos ese descanso que el manager les había otorgado.
- Se me ha olvidado sacar la ropa de las bolsas... - se quejó de repente yendo hacia el pasillo en dirección a su habitación.
- Hyung espera, que ahí hay cosas mías – se apresuró Hoya levantándose y caminando tras su hyung, cerrando la puerta a sus espaldas.
El silencio se hizo presente en el comedor mientras los cuatro miembros restantes se miraban sin saber bien qué decir.
- Sí, seguramente pase lo que estáis pensando ahora mismo todos – dijo Myung Soo en voz alta.
- ¿A qué te refieres Myung? - preguntó Sung Yeol
- A que Sung Jong tendrá pronto un hermanito, pero creo que no será de mamá Kyu.
Woo Hyun estalló en carcajadas, Sung Jong palideció levemente intentando no imaginarse la escena y Sung Yeol tardó cinco segundos en entender aquella frase.
Después de eso solo pudo soltar un “¿¡QUÉ!?” que estuvieron seguros el manager habría escuchado desde el otro lado de la línea telefónica.
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Mientras, dentro de la habitación la cabeza de Dong Woo se encontraba sumergida dentro de una enorme bolsa de la que emergían cantidad de prendas de vestir con distintas tonalidades verdes. Empezó a sacarlas una a una y colocarlas sobre su cama para, segundos después, lanzarla a la de Hoya y volver a poner más ropa sobre su propia cama.
- Hyung, ¿sabes que deberías de organizarte mejor la ropa? - preguntó Hoya con un suspiro viendo el desastre que se estaba formando en su pulcra cama de sábanas moradas.
- Siempre lo tengo todo organizado - se quejó el mayor inflando los mofletes – el problema es de qué camiseta deshacerme ahora que tengo esta... - se lamentó en un suspiro antes de volver a meter la cabeza dentro de la gran bolsa.
Hoya suspiró cruzándose de brazos y vigilando que su hyung no hiciera una destroza mayor.
Lo observó cuidadosamente deteniéndose en aquella vista tan magnífica que el rapero le estaba ofreciendo al tener la cabeza dentro de la bolsa. Ladeó ligeramente la cabeza sin apartar la vista de la perfecta anatomía de su hyung mientras esbozaba una pequeña sonrisa ante los pensamientos que le estaban viniendo a la mente.
Se acercó como un felino que saboreaba a su presa, con delicadeza pasando los brazos por la cintura del mayor haciendo que este se incorporase de repente.
- ¿Qué haces idiota? ¡los chicos están al otro lado! - se quejó el mayor aunque sin demasiada fuerza, no cuando la entrepierna de Hoya estaba empujando en su trasero.
- Eso no te detuvo anoche, ¿lo recuerdas? - le preguntó haciendo que Dong Woo se sonrojase de pies a cabeza.
- Pero teníamos al volumen de la televisión como aliado...
- Touché – contestó Hoya girando la cabeza de su hyung para poder darle un suave beso, deleitándose con aquellos gruesos y sensuales labios que había deseado desde hacía bastante tiempo.
Flashback.
21:00 PM – Sábado
Ambos
raperos salieron de casa, Dong Woo todavía ligeramente sonrojado
ante la cercanía y el susurro de Hoya, ¿acaso ese niño estaba
loco? ¿y si el resto se daba cuenta?
Espera... ¿darse cuenta exactamente de...?
Dong Woo estaba hecho un manojo de nervios desde hacía tiempo, concretamente desde que durante las promociones de Infinite H y estando solos en la sala de ensayo habían acortado distancias en un momento dado y se habían besado por primera vez. Un corto pero tierno y dulce beso. Al separarse Hoya le regaló una dulce sonrisa y, tendiéndole la mano para que se levantase, le dijo a Dong Woo que quería seguir bailando.
El mayor no se sorprendió, era su mejor amigo, lo quería con locura y pensó que, quizás, aquella era otra muestra más de afecto que el menor le hacía.
Por supuesto conforme pasaban las semanas y aquellos pequeños contactos iban haciéndose más frecuentes Dong Woo empezó a preguntarse si aquello no se les estaba escapando de las manos, ¿acaso no eran los mejores amigos del mundo? ¿qué iba a pasar con ellos? ¿acaso su amistad iba a cambiar?
Y se lo preguntó a Hoya el cual hizo una pequeña mueca de disgusto, una que Dong Woo no apreció, en cuanto escuchó la palabra “mejores amigos” para acto seguido sonreír con dulzura.
- Claro que no hyung, siempre seré tu mejor amigo.
Ante esto Dong Woo lo abrazó efusivamente, por supuesto poniendo ambas manos en el trasero de su dongsaeng, y riendo con aquella risa tan característica suya.
Porque Hoya prefería seguir con aquello antes que perder la valiosa amistad de su hyung.
De eso hacía meses, pero Hoya estaba llegando a su límite y podía notarse por como, mientras entraban en aquel ascensor, pasaba su brazo derecho por la cintura de su hyung, atrayéndolo hacia él.
- Hyung, ¿qué te apetece que hagamos? - le preguntó el rapero menor como si meter la mano por debajo de la camiseta de tirantes que su hyung llevaba y acariciarle toda la cintura era lo más normal del universo.
- ¿Cóm-cómo dices? - preguntó Dong Woo dando un pequeño salto cuando Hoya acarició el borde de su pantalón vaquero.
- Que qué es lo que quieres que hagamos para cenar, tendremos que comprar los ingredientes correctos, ¿no crees? - le preguntó el chico como si aquello fuese totalmente obvio.
- Claro, es verdad... esto... ¿qué tal hacer algo de carne? ya que estamos todos cenando juntos seguro que les apetece... - contestó entrecortadamente intentando no concentrar su atención en la cálida mano de Hoya acariciándole la cintura.
- Buena idea hyung, vamos a comprar y saborear la mejor carne de la tienda – se animó el menor al mismo tiempo que soltaba a su hyung y el ascensor abría sus puertas.
Dong Woo soltó un ligero suspiro y salió detrás del menor con bastante menos energía de la habitual.
Y os preguntaréis, ¿de verdad Hoya no iba a vengarse después de todos estos meses donde su hyung parecía ignorar olímpicamente todas las señales que el menor le enviaba? ¿todas aquellas mañanas en las que parecía deshacerse entre sus brazos pero terminaba durmiéndose de nuevo? Es Hoya por dios, por supuesto que iba a vengarse.
Y Dong Woo agradeció infinitamente que aquel suéter de tirantes fuese largo porque estaba seguro que de otra manera se hubiera empezado a notar su erección.
El menor no se había contentado con acariciarle sensualmente en el ascensor, no señor, también se había divertido en una de aquellas calles apenas iluminadas abrazándolo por la espalda con la excusa de que saldría un violador y se llevaría a su hyung por lo adorable que era.
- Aunque seguro que al segundo te devuelve hyung, nadie puede con esa energía tuya... - contestó Hoya divertido mientras tenía su mentón apoyado en el hombro de Dong Woo, caminando como buenamente podían.
- Pues yo veo que tú lo llevas fenomenal – se quejó el mayor intentando no concentrarse en la entrepierna de Hoya que notaba perfectamente contra su trasero.
- Porque soy perfecto para ti – contestó dándole un rápido beso en el lóbulo de la oreja al mayor antes de soltarlo y girar por una de las esquinas, las luces del gran supermercado llamándolos al final de la calle.
Dentro de la tienda y durante un momento Dong Woo había deseado que Hoya lo empujase contra el montón de patatas que allí había y lo besase como solía hacer durante las mañanas, que lo acariciase por todas partes.
Pero no, el menor continuaba con aquellas pequeñas muestras de afecto para, segundos después, separarse y comentarle que quizás necesitaban más cebollas para la carne asada.
¡Y no terminaba allí! ¡hasta en casa mientras ambos cocinaban y cuando Woo Hyun salía al comedor y los dejaba solos Hoya aprovechaba para acariciar a su hyung o susurrarle cualquier cosa que hacía que se le pusieran los nervios de punta! (y por supuesto su erección no disminuyera)
La paciencia de Dong Woo estaba llegando a límites que no lograba soportar. ¿Acaso se estaba vengando por algo? ¿de él? ¿había hecho algo?
Y no es que Dong Woo se caracterizase por ser una persona tranquila como bien pudo comprobarse cuando, volviendo a estar solos, empujó a Hoya contra la encimera de la cocina mientras la carne se asaba a su lado.
- ¿Se puede saber qué te pasa?
- ¿A qué te refieres hyung?
- ¡A que paras de tocarme! ¿por qué paras de tocarme? ¿he hecho algo malo?
Hoya sonrió ligeramente deleitándose con la visión de su hyung, esa misma que le estaba rogando que no dejase de tocarlo.
- Claro que lo has hecho hyung – el menor se acercó acortando distancias, besando a Dong Woo apasionadamente mientras llevaba sus manos a los bolsillos traseros del pantalón, metiéndolas allí y aprovechando eso para acercarlo a su cuerpo, ambos miembros rozándose por encima de los pantalones y logrando que los chicos gimiesen en el beso – eres un chico malo hyung, me desesperas y no me dejas jugar... - le susurró en el oído separándose a tiempo porque Woo Hyun llegó a los pocos segundos gritando que se les estaban quemando las cebollas.
Por suerte la cena salió perfecta y los siete comieron de maravilla hablando de cosas triviales, comentando la gira mundial y lo que harían el día de mañana. Nadie se percató de que Dong Woo apenas abrió la boca, algo raro en él, y se dedicó a comer y agradecer a Hoya cada vez que le ponía un trozo de carne sobre su bol de arroz con una bonita sonrisa.
Al terminar y para celebrar sus recientes éxitos en los conciertos decidieron ver una película, sugerencia del maknae, que simplemente sonrió con emoción mientras tomaba asiento a los pies del sofá.
- Ni de coña, yo no veo eso – se quejó Dong Woo levantándose tan pronto los créditos iniciales aparecieron por la pantalla – seguro que es una de tus películas de miedo.
- Pero hyung, no salen zombis ni asesinos – se defendió el pequeño que ahora estaba abrazando a su gran oso de peluche.
- ¿Esta no es la de los fantasmas? ¿esa que hay cámaras grabando en una casa y empiezan a moverse cosas? ¿Paranormal nosequé? - comentó Myung Soo.
- ¡¡PEOR ME LO PONES!! - gritó Dong Woo mortalmente pálido y corriendo hacia su habitación.
- ¡Hyung, no huyas, quédate con nosotros! - se oyó la voz del maknae pero Dong Woo ya había dado un portazo a su habitación.
- Déjalo, sabes que si la ve esta noche Hoya morirá ahorcado porque Dong Woo no se separará en ningún momento – bufó Sung Yeol.
El rapero estuvo tentado de obligar a su hyung a verla por el simple hecho de imaginarlo después abrazado a él, pero una mejor idea se le ocurrió.
- Iré a verlo, seguramente esté muerto de miedo sólo por el hecho de imaginarse la escena – comentó Hoya levantándose – nos pondremos música así se le quitará la idea de los fantasmas, podéis subirle el volumen.
- ¡Gracias Hoya! - Sung Jong sonrió de oreja a oreja mientras subía el sonido de la película y se acomodaba en el sitio del sofá que ambos raperos habían dejado libre.
Hoya caminó en dirección a su habitación, con una sonrisa en el rostro que no auguraba nada bueno.
Cuando la puerta se abrió Dong Woo dio un pequeño bote, totalmente tapado hasta la cabeza por las sábanas y con toda su nueva ropa tirada en la cama de Hoya que no pudo si no soltar un suspiro de resignación.
- Hyung no soy ningún fantasma, no tienes porqué esconderte.
- ¿Y si el fantasma ha tomado la voz de Hoya para ganarse mi confianza? - le preguntó el bulto todavía debajo de las sábanas.
- ¿También han robado el cuerpo de Hoya para poder acercarse a ti?
- Quien sabe, son fantasmas muy listos que sólo quieren asustarme y saben de mi único punto débil.
El rapero menor avanzó hasta los pies de la cama de su hyung, trepando por sus piernas y llegando a donde suponía estaría la cabeza del mayor, metiendo los dedos por el borde de las sábanas y luchando un poco con ellas hasta lograr que la cabeza morena de Dong Woo asomase por allí. Los ojos fuertemente cerrados.
- Hyung, ¿soy tu punto débil? - preguntó Hoya haciendo que el moreno abriese levemente un ojo para mirarlo; el segundo ojo siguiéndole segundos después.
Un asentimiento fue la respuesta a la pregunta de Hoya y este, con una sonrisa de oreja a oreja, se inclinó para besarlo. Dong Woo pasó los brazos por el cuello de Hoya y le acarició el cabello castaño, acercándolo todavía más hacia su cuerpo.
Un pequeño gemido salió de los labios de Hoya al mismo tiempo que su hyung pasaba la lengua por el labio inferior, pasando por la comisura y llevando sus labios hacia la mandíbula. Definitivamente Dong Woo no era una persona muy pasiva y a Hoya le gustaba ese lado de su hyung, uno que sólo él podía ver.
- Hoya, métete – le ordenó de repente el mayor causando que el chico lo mirase parpadeando con sorpresa.
- ¿Ya hyung? ¿sin preparación ni nada? - preguntó confundido.
Dong Woo solo atinó a soltar una nerviosa risa y darle un golpe en la cabeza mientras hacía a un lado las sábanas.
- Digo que te metas bajo las sábanas, idiota pervertido – le regañó mientras Hoya soltaba un “aaah” muy divertido y, sin vacilar, se metió de cabeza bajo las sábanas haciendo que Dong Woo soltase un pequeño grito - ¡yah, no seas brusco que nos van a oír!
- Nadie nos oye hyung, tienen la película con bastante volumen, ya me he ocupado de eso antes de venir.
- Pervertido, ¿acaso ya venías con intención de violar a tu hyung?
- Si mi hyung no fuese un lento y un estúpido lo hubiera conseguido hace meses.
Dong Woo empezó a reírse al ver el puchero que Hoya le estaba haciendo, y le dio un suave beso como compensación.
- Perdóname, tenía miedo y no quería perderte...
- Hyung, jamás vas a perderme porque te quiero y no pienso separarme de ti nunca.
Estas palabras hicieron que el corazón de Dong Woo latiese a un ritmo desenfrenado, la adrenalina corriendo por sus venas y, por supuesto, su miembro despierto y reclamando urgencia allá abajo. Y por como el de Hoya se rozaba con su muslo podía adivinar que el menor estaba igual o más necesitado que él.
Las dos camisetas desaparecieron casi al mismo tiempo, yendo a parar junto a la ropa que había en la cama de Hoya mientras este peleaba con los pantalones de su hyung.
- Hyung, si no me quitas las manos del trasero no puedo quitarte esto – se quejó el menor mientras Dong Woo continuaba palpando toda la extensión del trasero con evidente emoción y además haciendo que ambos miembros se rozasen por encima del pantalón, algo sumamente placentero pero que iba a terminar con la concentración de Hoya. Y vaya que quería aguantar.
Al final, cansado de que el mayor no le hiciese caso, optó por tomar medidas drásticas las cuales consistieron en meter la cabeza debajo de las sábanas y realizar un divertido y húmedo trayecto hasta los botones del pantalón. Por supuesto deteniéndose levemente en todos los rincones del pecho de su hyung que su lengua conocía a la perfección.
- Ho-hoya... - gimió Dong Woo notando como el menor tanteaba su entrepierna con total descaro, desabrochando los botones lentamente mientras su lengua trazaba círculos alrededor de su ombligo. Esa lengua metiéndose en algunas ocasiones dentro y simulando pequeñas embestidas que hicieron que Dong Woo se mordiera con fuerza los labios y llevase ambas manos al cabello del menor no sabiendo si separarlo de allí porque lo estaba matando o dirigirlo directamente hacia su dolorido pene que reclamaba con urgencia algo más de atención.
- No seas impaciente hyung, ¿sabes cuántos meses llevo esperando esto? pienso disfrutarlo todo lo que pueda...
El gruñido de incomodidad de Dong Woo no se hizo esperar. Frustrado porque quería tocar al menor. Muriéndose porque quería que el menor lo tocase por todas partes. Disfrutando como nunca de aquella pequeña tortura.
Los pantalones por fin saliendo a hacer compañía al resto de la ropa; la lengua de Hoya pasando por los bóxers verdes de Dong Woo, deleitándose con toda la extensión y perdiéndose un par de veces en ese sexy hueso que el mayor tenía en la cadera. Mordiéndolo suavemente, metiendo los dedos por el borde sin llegar a tocar directamente. Dong Woo muriendo lentamente y gimiendo cada vez más alto rezando para que realmente la película estuviese a un volumen que impidiese que el resto de los chicos escuchasen lo que estaba pasando en aquella habitación.
La lengua de Hoya se paseó por toda la extensión de su miembro, Dong Woo gimiendo todo lo bajo que podía mientras se mordía el dorso de la mano, la otra sobre la cabeza de Hoya y tirando del cabello del menor.
- Ah... Hoya... esto es fantástico... sigue...
- Es que eres delicioso hyung, podría estar así todo el día – le informó el menor continuando con sus besos y lamidas, engullendo todo el miembro hasta el fondo y haciendo que Dong Woo soltase un grito ante aquello.
Su lengua jugó con toda la zona, yendo a perderse también en la entrada de su hyung y haciendo que este soltase más gemidos y maldiciones.
- Hyung, eres un escandaloso... - comentó Hoya al mismo tiempo que ponía dos de sus dedos en la boca del mayor que hábilmente comenzó a devorar como si fueran el helado más delicioso del universo.
Esos mismos dedos tantearon la entrada de Dong Woo, suavemente, con delicadeza, primero uno entrando con suavidad. Por nada del mundo Hoya iba a hacerle daño a su hyung.
Este se quejó en un principio por aquella repentina intromisión pero sabiendo que sería pasajero se relajó todo lo que su nervioso cuerpo le permitía.
Un segundo dedo acompañó al primero, ensanchando más la entrada mientras la lengua de Hoya todavía se paseaba por el miembro de Dong Woo, enviándole todo el placer que pudiera.
Poco después, cuando el tercer dedo entraba sin apenas dificultad y los tirones en el pelo de Hoya empezaron a ser más habituales, el menor se separó y comenzó el ascenso de besos por todo el pecho de Dong Woo, llegando a la mandíbula y besándolo con pasión.
El mayor volvió a llevar sus manos al trasero de Hoya gruñendo al darse cuenta que todavía tenía los pantalones puestos.
Obligó a Hoya a subir todavía más, el chico terminando por apoyar ambas manos en la pared de la cama y mirando hacia abajo donde Dong Woo se había incorporado levemente y tiroteaba de sus pantalones vaqueros, esos mismos que se quedaron a la altura de las dobladas rodillas del menor y donde segundos después se reunieron los bóxers morados del chico.
Dong Woo se metió el miembro del menor de golpe en su boca y ahora el grito salió de la boca de Hoya seguido de un ligero golpe con el puño en la pared que, rezó, para que nadie más hubiese escuchado. Su hyung era maravilloso en todos los sentidos. Esa jodida y erótica boca que poseía y que muchos comparaban con la de un dinosaurio ahora estaba dándole la mejor mamada de la historia.
Idiotas ilusos, jamás iban a probar esos labios; que ellos siguieran metiéndose con la boca de su hyung porque él iba a disfrutarla por siempre.
Hoya tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para separarse, cogiendo aire a bocanadas y devorando la boca de Dong Woo mientras se posicionaba entre sus piernas, volviendo a tantear esa entrada con sus dedos y, al notar poca resistencia, se dispuso a introducir su miembro.
- Hyung va a doler, pero prometo que después será muy placentero – le dijo Hoya en un susurro mientras le daba besos por todo el rostro a Dong Woo que asintió dispuesto a enfrentar lo que fuera.
Y dolió, por supuesto que dolió cuando Hoya se introdujo en su interior. Pero la sensación de tener al menor sobre él de aquella manera era mil veces mejor y no supo hasta ese momento cuanto había deseado aquello.
- Es-espera... - le pidió Dong Woo cogiendo aire un par de veces mientras Hoya comenzaba a acariciarlo suavemente por todo el cuerpo, besándole las mejillas y los labios pero sin moverse un milímetro hasta que su hyung se lo pidiera – Ho-hoya...
Y no se hizo de rogar.
Sabía que los ensayos para Paradise tenían que dar su frutos de alguna forma, y Dong Woo agradecía más que nunca a aquella maldita canción y sus movimientos sugerentes; aunque por supuesto el que Hoya fuese, junto a él, el bailarín del grupo también tenía algo que ver.
Embestía con precisión, fuerza y dándole justamente donde más le gustaba.
Estaba seguro que los iban a oír, pero le daba exactamente igual, solo quería tener a Hoya siempre así, junto a él... y porqué no, follándole de aquella manera día sí y día también.
- Hyung eres malditamente estrecho y jodidamente maravilloso en todos los aspectos – susurró Hoya en su oído mientras Dong Woo continuaba gritando y gimiendo el nombre de su dongsaeng.
- Ahí Hoya... justo ahí, ah... ¡joder! - exclamó el mayor rodeando con sus piernas la cintura del chico mientras enterraba sus dedos en la espalda.
Hoya soltó un gemido cuando las piernas de Dong Woo lo rodearon, haciéndole llegar incluso más profundamente y sabiendo que no le quedaría demasiado.
- Dong Woo... ahh... - gimió mientras paseaba sus labios por la mandíbula del mencionado llevando su mano derecha hacia la erección del mayor, moviéndola al mismo ritmo que sus embestidas.
El orgasmo los abrumó a ambos prácticamente al mismo tiempo, Dong Woo viniéndose entre ambos y Hoya dentro del cuerpo del mayor, gritando sus nombres en sus labios con una sonrisa de satisfacción cuando sus ojos se encontraron. Hoya se separó lentamente mientras le daba besos en la frente y las mejillas a su hyung, este abrazándolo y enterrando la cabeza en el cuello del castaño.
- Hyung, ¿estás bien? - preguntó Hoya mientras cogía las sábanas y los tapaba a ambos, abrazando a su hyung y este enterrando la cabeza dentro del cuello del menor.
- Por supuesto que lo estoy, te quiero y ha sido maravilloso – contestó dándole cortos y pequeños besitos por el cuello que hicieron que Hoya empezase a reírse, abrazando todavía más a su hyung.
Definitivamente estaba enamorado de ese genio, infantil, hiperactivo, adorable y en ocasiones idiota hyung.
Antes de darse cuenta ambos ya estaban profundamente dormidos, ajenos a lo que su sesión nocturna había provocado en el comedor.
----------------
Unos minutos antes y al otro lado de la casa...
- ¡¡¡AHHH!!! - gritó de repente Sung Kyu cogiendo uno de los cojines y poniéndolo delante de sus narices - ¿¡Qué cojones ha sido ese ruido!? ¡joder!
Los allí presentes saltaron de sus sitios no solo porque el grito de su hyung parecía que se había amplificado, si no porque esos golpes era jodidamente realistas.
- Es la película hyung, ¿no ves como han empezado a mover a esa chica sobre la cama? la pobre ha pegado un grito tremendo – le consoló Woo Hyun a su lado.
- Madre mía, si parece que de verdad hayan fantasmas en casa, ¿habéis oído los golpes en la pared? eran tan reales... – admitió Sung Yeol con la cabeza metida debajo del brazo de Myung Soo, este último aferrado a su almohada de bambú y con toda intención de blandirla como si de una espada se tratase al primer fantasma que osase asomar la cabeza.
- ¿Habéis visto que maravilla de película? ¡los efectos de sonido son sublimes! - exclamó el maknae encantado de la vida.
- Joder, si hasta parecía que por momentos tuviésemos el efecto de la sala de cine, los gritos se oían por todas partes – corroboró Woo Hyun intentando que su hyung volviese a respirar como un ser humano.
La película llegó segundos después al final, siendo aplaudida con efusividad por Sung Jong el cuál estaba encantado porque realmente parecía que “estaba dentro de la película por como esos golpes en la pared parecían tan reales”.
- A ver si de verdad tenemos un poltergeist de esos en casa... - gruñó Myung Soo haciendo que Sung Yeol pegase un grito y le diese un golpe en la cabeza.
- ¡Cierra el pico y no me asustes! ¡A ver como duermo yo ahora esta noche!
- ¿Queréis que vaya a protegeros? - preguntó Sung Jong con una sonrisa divertida.
- Puedes dormir en mi cama, yo duermo con Woo Hyun – anunció el líder mientras los tres lo miraban sorprendidos - ¿qué? ¡no es cosa mía, es ese idiota que tiene miedo!
- Ahora la culpa será mía – se quejó Woo Hyun con un puchero.
- Por supuesto que sí – concluyó Sung Kyu mientras, abriendo la puerta de la habitación de los dos raperos observaba dos visibles bultos en ambas camas. Con un leve asentimiento volvió a cerrar la puerta.
Woo Hyun lo esperaba bajo el marco de la puerta con una dulce e inocente sonrisa que, estaba seguro Sung Kyu, de inocente tenía poco. Ni rastro de los tres niños restantes.
Tragó sonoramente nervioso y a la vez expectante por lo que la noche iba a depararle.
Espera... ¿darse cuenta exactamente de...?
Dong Woo estaba hecho un manojo de nervios desde hacía tiempo, concretamente desde que durante las promociones de Infinite H y estando solos en la sala de ensayo habían acortado distancias en un momento dado y se habían besado por primera vez. Un corto pero tierno y dulce beso. Al separarse Hoya le regaló una dulce sonrisa y, tendiéndole la mano para que se levantase, le dijo a Dong Woo que quería seguir bailando.
El mayor no se sorprendió, era su mejor amigo, lo quería con locura y pensó que, quizás, aquella era otra muestra más de afecto que el menor le hacía.
Por supuesto conforme pasaban las semanas y aquellos pequeños contactos iban haciéndose más frecuentes Dong Woo empezó a preguntarse si aquello no se les estaba escapando de las manos, ¿acaso no eran los mejores amigos del mundo? ¿qué iba a pasar con ellos? ¿acaso su amistad iba a cambiar?
Y se lo preguntó a Hoya el cual hizo una pequeña mueca de disgusto, una que Dong Woo no apreció, en cuanto escuchó la palabra “mejores amigos” para acto seguido sonreír con dulzura.
- Claro que no hyung, siempre seré tu mejor amigo.
Ante esto Dong Woo lo abrazó efusivamente, por supuesto poniendo ambas manos en el trasero de su dongsaeng, y riendo con aquella risa tan característica suya.
Porque Hoya prefería seguir con aquello antes que perder la valiosa amistad de su hyung.
De eso hacía meses, pero Hoya estaba llegando a su límite y podía notarse por como, mientras entraban en aquel ascensor, pasaba su brazo derecho por la cintura de su hyung, atrayéndolo hacia él.
- Hyung, ¿qué te apetece que hagamos? - le preguntó el rapero menor como si meter la mano por debajo de la camiseta de tirantes que su hyung llevaba y acariciarle toda la cintura era lo más normal del universo.
- ¿Cóm-cómo dices? - preguntó Dong Woo dando un pequeño salto cuando Hoya acarició el borde de su pantalón vaquero.
- Que qué es lo que quieres que hagamos para cenar, tendremos que comprar los ingredientes correctos, ¿no crees? - le preguntó el chico como si aquello fuese totalmente obvio.
- Claro, es verdad... esto... ¿qué tal hacer algo de carne? ya que estamos todos cenando juntos seguro que les apetece... - contestó entrecortadamente intentando no concentrar su atención en la cálida mano de Hoya acariciándole la cintura.
- Buena idea hyung, vamos a comprar y saborear la mejor carne de la tienda – se animó el menor al mismo tiempo que soltaba a su hyung y el ascensor abría sus puertas.
Dong Woo soltó un ligero suspiro y salió detrás del menor con bastante menos energía de la habitual.
Y os preguntaréis, ¿de verdad Hoya no iba a vengarse después de todos estos meses donde su hyung parecía ignorar olímpicamente todas las señales que el menor le enviaba? ¿todas aquellas mañanas en las que parecía deshacerse entre sus brazos pero terminaba durmiéndose de nuevo? Es Hoya por dios, por supuesto que iba a vengarse.
Y Dong Woo agradeció infinitamente que aquel suéter de tirantes fuese largo porque estaba seguro que de otra manera se hubiera empezado a notar su erección.
El menor no se había contentado con acariciarle sensualmente en el ascensor, no señor, también se había divertido en una de aquellas calles apenas iluminadas abrazándolo por la espalda con la excusa de que saldría un violador y se llevaría a su hyung por lo adorable que era.
- Aunque seguro que al segundo te devuelve hyung, nadie puede con esa energía tuya... - contestó Hoya divertido mientras tenía su mentón apoyado en el hombro de Dong Woo, caminando como buenamente podían.
- Pues yo veo que tú lo llevas fenomenal – se quejó el mayor intentando no concentrarse en la entrepierna de Hoya que notaba perfectamente contra su trasero.
- Porque soy perfecto para ti – contestó dándole un rápido beso en el lóbulo de la oreja al mayor antes de soltarlo y girar por una de las esquinas, las luces del gran supermercado llamándolos al final de la calle.
Dentro de la tienda y durante un momento Dong Woo había deseado que Hoya lo empujase contra el montón de patatas que allí había y lo besase como solía hacer durante las mañanas, que lo acariciase por todas partes.
Pero no, el menor continuaba con aquellas pequeñas muestras de afecto para, segundos después, separarse y comentarle que quizás necesitaban más cebollas para la carne asada.
¡Y no terminaba allí! ¡hasta en casa mientras ambos cocinaban y cuando Woo Hyun salía al comedor y los dejaba solos Hoya aprovechaba para acariciar a su hyung o susurrarle cualquier cosa que hacía que se le pusieran los nervios de punta! (y por supuesto su erección no disminuyera)
La paciencia de Dong Woo estaba llegando a límites que no lograba soportar. ¿Acaso se estaba vengando por algo? ¿de él? ¿había hecho algo?
Y no es que Dong Woo se caracterizase por ser una persona tranquila como bien pudo comprobarse cuando, volviendo a estar solos, empujó a Hoya contra la encimera de la cocina mientras la carne se asaba a su lado.
- ¿Se puede saber qué te pasa?
- ¿A qué te refieres hyung?
- ¡A que paras de tocarme! ¿por qué paras de tocarme? ¿he hecho algo malo?
Hoya sonrió ligeramente deleitándose con la visión de su hyung, esa misma que le estaba rogando que no dejase de tocarlo.
- Claro que lo has hecho hyung – el menor se acercó acortando distancias, besando a Dong Woo apasionadamente mientras llevaba sus manos a los bolsillos traseros del pantalón, metiéndolas allí y aprovechando eso para acercarlo a su cuerpo, ambos miembros rozándose por encima de los pantalones y logrando que los chicos gimiesen en el beso – eres un chico malo hyung, me desesperas y no me dejas jugar... - le susurró en el oído separándose a tiempo porque Woo Hyun llegó a los pocos segundos gritando que se les estaban quemando las cebollas.
Por suerte la cena salió perfecta y los siete comieron de maravilla hablando de cosas triviales, comentando la gira mundial y lo que harían el día de mañana. Nadie se percató de que Dong Woo apenas abrió la boca, algo raro en él, y se dedicó a comer y agradecer a Hoya cada vez que le ponía un trozo de carne sobre su bol de arroz con una bonita sonrisa.
Al terminar y para celebrar sus recientes éxitos en los conciertos decidieron ver una película, sugerencia del maknae, que simplemente sonrió con emoción mientras tomaba asiento a los pies del sofá.
- Ni de coña, yo no veo eso – se quejó Dong Woo levantándose tan pronto los créditos iniciales aparecieron por la pantalla – seguro que es una de tus películas de miedo.
- Pero hyung, no salen zombis ni asesinos – se defendió el pequeño que ahora estaba abrazando a su gran oso de peluche.
- ¿Esta no es la de los fantasmas? ¿esa que hay cámaras grabando en una casa y empiezan a moverse cosas? ¿Paranormal nosequé? - comentó Myung Soo.
- ¡¡PEOR ME LO PONES!! - gritó Dong Woo mortalmente pálido y corriendo hacia su habitación.
- ¡Hyung, no huyas, quédate con nosotros! - se oyó la voz del maknae pero Dong Woo ya había dado un portazo a su habitación.
- Déjalo, sabes que si la ve esta noche Hoya morirá ahorcado porque Dong Woo no se separará en ningún momento – bufó Sung Yeol.
El rapero estuvo tentado de obligar a su hyung a verla por el simple hecho de imaginarlo después abrazado a él, pero una mejor idea se le ocurrió.
- Iré a verlo, seguramente esté muerto de miedo sólo por el hecho de imaginarse la escena – comentó Hoya levantándose – nos pondremos música así se le quitará la idea de los fantasmas, podéis subirle el volumen.
- ¡Gracias Hoya! - Sung Jong sonrió de oreja a oreja mientras subía el sonido de la película y se acomodaba en el sitio del sofá que ambos raperos habían dejado libre.
Hoya caminó en dirección a su habitación, con una sonrisa en el rostro que no auguraba nada bueno.
Cuando la puerta se abrió Dong Woo dio un pequeño bote, totalmente tapado hasta la cabeza por las sábanas y con toda su nueva ropa tirada en la cama de Hoya que no pudo si no soltar un suspiro de resignación.
- Hyung no soy ningún fantasma, no tienes porqué esconderte.
- ¿Y si el fantasma ha tomado la voz de Hoya para ganarse mi confianza? - le preguntó el bulto todavía debajo de las sábanas.
- ¿También han robado el cuerpo de Hoya para poder acercarse a ti?
- Quien sabe, son fantasmas muy listos que sólo quieren asustarme y saben de mi único punto débil.
El rapero menor avanzó hasta los pies de la cama de su hyung, trepando por sus piernas y llegando a donde suponía estaría la cabeza del mayor, metiendo los dedos por el borde de las sábanas y luchando un poco con ellas hasta lograr que la cabeza morena de Dong Woo asomase por allí. Los ojos fuertemente cerrados.
- Hyung, ¿soy tu punto débil? - preguntó Hoya haciendo que el moreno abriese levemente un ojo para mirarlo; el segundo ojo siguiéndole segundos después.
Un asentimiento fue la respuesta a la pregunta de Hoya y este, con una sonrisa de oreja a oreja, se inclinó para besarlo. Dong Woo pasó los brazos por el cuello de Hoya y le acarició el cabello castaño, acercándolo todavía más hacia su cuerpo.
Un pequeño gemido salió de los labios de Hoya al mismo tiempo que su hyung pasaba la lengua por el labio inferior, pasando por la comisura y llevando sus labios hacia la mandíbula. Definitivamente Dong Woo no era una persona muy pasiva y a Hoya le gustaba ese lado de su hyung, uno que sólo él podía ver.
- Hoya, métete – le ordenó de repente el mayor causando que el chico lo mirase parpadeando con sorpresa.
- ¿Ya hyung? ¿sin preparación ni nada? - preguntó confundido.
Dong Woo solo atinó a soltar una nerviosa risa y darle un golpe en la cabeza mientras hacía a un lado las sábanas.
- Digo que te metas bajo las sábanas, idiota pervertido – le regañó mientras Hoya soltaba un “aaah” muy divertido y, sin vacilar, se metió de cabeza bajo las sábanas haciendo que Dong Woo soltase un pequeño grito - ¡yah, no seas brusco que nos van a oír!
- Nadie nos oye hyung, tienen la película con bastante volumen, ya me he ocupado de eso antes de venir.
- Pervertido, ¿acaso ya venías con intención de violar a tu hyung?
- Si mi hyung no fuese un lento y un estúpido lo hubiera conseguido hace meses.
Dong Woo empezó a reírse al ver el puchero que Hoya le estaba haciendo, y le dio un suave beso como compensación.
- Perdóname, tenía miedo y no quería perderte...
- Hyung, jamás vas a perderme porque te quiero y no pienso separarme de ti nunca.
Estas palabras hicieron que el corazón de Dong Woo latiese a un ritmo desenfrenado, la adrenalina corriendo por sus venas y, por supuesto, su miembro despierto y reclamando urgencia allá abajo. Y por como el de Hoya se rozaba con su muslo podía adivinar que el menor estaba igual o más necesitado que él.
Las dos camisetas desaparecieron casi al mismo tiempo, yendo a parar junto a la ropa que había en la cama de Hoya mientras este peleaba con los pantalones de su hyung.
- Hyung, si no me quitas las manos del trasero no puedo quitarte esto – se quejó el menor mientras Dong Woo continuaba palpando toda la extensión del trasero con evidente emoción y además haciendo que ambos miembros se rozasen por encima del pantalón, algo sumamente placentero pero que iba a terminar con la concentración de Hoya. Y vaya que quería aguantar.
Al final, cansado de que el mayor no le hiciese caso, optó por tomar medidas drásticas las cuales consistieron en meter la cabeza debajo de las sábanas y realizar un divertido y húmedo trayecto hasta los botones del pantalón. Por supuesto deteniéndose levemente en todos los rincones del pecho de su hyung que su lengua conocía a la perfección.
- Ho-hoya... - gimió Dong Woo notando como el menor tanteaba su entrepierna con total descaro, desabrochando los botones lentamente mientras su lengua trazaba círculos alrededor de su ombligo. Esa lengua metiéndose en algunas ocasiones dentro y simulando pequeñas embestidas que hicieron que Dong Woo se mordiera con fuerza los labios y llevase ambas manos al cabello del menor no sabiendo si separarlo de allí porque lo estaba matando o dirigirlo directamente hacia su dolorido pene que reclamaba con urgencia algo más de atención.
- No seas impaciente hyung, ¿sabes cuántos meses llevo esperando esto? pienso disfrutarlo todo lo que pueda...
El gruñido de incomodidad de Dong Woo no se hizo esperar. Frustrado porque quería tocar al menor. Muriéndose porque quería que el menor lo tocase por todas partes. Disfrutando como nunca de aquella pequeña tortura.
Los pantalones por fin saliendo a hacer compañía al resto de la ropa; la lengua de Hoya pasando por los bóxers verdes de Dong Woo, deleitándose con toda la extensión y perdiéndose un par de veces en ese sexy hueso que el mayor tenía en la cadera. Mordiéndolo suavemente, metiendo los dedos por el borde sin llegar a tocar directamente. Dong Woo muriendo lentamente y gimiendo cada vez más alto rezando para que realmente la película estuviese a un volumen que impidiese que el resto de los chicos escuchasen lo que estaba pasando en aquella habitación.
La lengua de Hoya se paseó por toda la extensión de su miembro, Dong Woo gimiendo todo lo bajo que podía mientras se mordía el dorso de la mano, la otra sobre la cabeza de Hoya y tirando del cabello del menor.
- Ah... Hoya... esto es fantástico... sigue...
- Es que eres delicioso hyung, podría estar así todo el día – le informó el menor continuando con sus besos y lamidas, engullendo todo el miembro hasta el fondo y haciendo que Dong Woo soltase un grito ante aquello.
Su lengua jugó con toda la zona, yendo a perderse también en la entrada de su hyung y haciendo que este soltase más gemidos y maldiciones.
- Hyung, eres un escandaloso... - comentó Hoya al mismo tiempo que ponía dos de sus dedos en la boca del mayor que hábilmente comenzó a devorar como si fueran el helado más delicioso del universo.
Esos mismos dedos tantearon la entrada de Dong Woo, suavemente, con delicadeza, primero uno entrando con suavidad. Por nada del mundo Hoya iba a hacerle daño a su hyung.
Este se quejó en un principio por aquella repentina intromisión pero sabiendo que sería pasajero se relajó todo lo que su nervioso cuerpo le permitía.
Un segundo dedo acompañó al primero, ensanchando más la entrada mientras la lengua de Hoya todavía se paseaba por el miembro de Dong Woo, enviándole todo el placer que pudiera.
Poco después, cuando el tercer dedo entraba sin apenas dificultad y los tirones en el pelo de Hoya empezaron a ser más habituales, el menor se separó y comenzó el ascenso de besos por todo el pecho de Dong Woo, llegando a la mandíbula y besándolo con pasión.
El mayor volvió a llevar sus manos al trasero de Hoya gruñendo al darse cuenta que todavía tenía los pantalones puestos.
Obligó a Hoya a subir todavía más, el chico terminando por apoyar ambas manos en la pared de la cama y mirando hacia abajo donde Dong Woo se había incorporado levemente y tiroteaba de sus pantalones vaqueros, esos mismos que se quedaron a la altura de las dobladas rodillas del menor y donde segundos después se reunieron los bóxers morados del chico.
Dong Woo se metió el miembro del menor de golpe en su boca y ahora el grito salió de la boca de Hoya seguido de un ligero golpe con el puño en la pared que, rezó, para que nadie más hubiese escuchado. Su hyung era maravilloso en todos los sentidos. Esa jodida y erótica boca que poseía y que muchos comparaban con la de un dinosaurio ahora estaba dándole la mejor mamada de la historia.
Idiotas ilusos, jamás iban a probar esos labios; que ellos siguieran metiéndose con la boca de su hyung porque él iba a disfrutarla por siempre.
Hoya tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para separarse, cogiendo aire a bocanadas y devorando la boca de Dong Woo mientras se posicionaba entre sus piernas, volviendo a tantear esa entrada con sus dedos y, al notar poca resistencia, se dispuso a introducir su miembro.
- Hyung va a doler, pero prometo que después será muy placentero – le dijo Hoya en un susurro mientras le daba besos por todo el rostro a Dong Woo que asintió dispuesto a enfrentar lo que fuera.
Y dolió, por supuesto que dolió cuando Hoya se introdujo en su interior. Pero la sensación de tener al menor sobre él de aquella manera era mil veces mejor y no supo hasta ese momento cuanto había deseado aquello.
- Es-espera... - le pidió Dong Woo cogiendo aire un par de veces mientras Hoya comenzaba a acariciarlo suavemente por todo el cuerpo, besándole las mejillas y los labios pero sin moverse un milímetro hasta que su hyung se lo pidiera – Ho-hoya...
Y no se hizo de rogar.
Sabía que los ensayos para Paradise tenían que dar su frutos de alguna forma, y Dong Woo agradecía más que nunca a aquella maldita canción y sus movimientos sugerentes; aunque por supuesto el que Hoya fuese, junto a él, el bailarín del grupo también tenía algo que ver.
Embestía con precisión, fuerza y dándole justamente donde más le gustaba.
Estaba seguro que los iban a oír, pero le daba exactamente igual, solo quería tener a Hoya siempre así, junto a él... y porqué no, follándole de aquella manera día sí y día también.
- Hyung eres malditamente estrecho y jodidamente maravilloso en todos los aspectos – susurró Hoya en su oído mientras Dong Woo continuaba gritando y gimiendo el nombre de su dongsaeng.
- Ahí Hoya... justo ahí, ah... ¡joder! - exclamó el mayor rodeando con sus piernas la cintura del chico mientras enterraba sus dedos en la espalda.
Hoya soltó un gemido cuando las piernas de Dong Woo lo rodearon, haciéndole llegar incluso más profundamente y sabiendo que no le quedaría demasiado.
- Dong Woo... ahh... - gimió mientras paseaba sus labios por la mandíbula del mencionado llevando su mano derecha hacia la erección del mayor, moviéndola al mismo ritmo que sus embestidas.
El orgasmo los abrumó a ambos prácticamente al mismo tiempo, Dong Woo viniéndose entre ambos y Hoya dentro del cuerpo del mayor, gritando sus nombres en sus labios con una sonrisa de satisfacción cuando sus ojos se encontraron. Hoya se separó lentamente mientras le daba besos en la frente y las mejillas a su hyung, este abrazándolo y enterrando la cabeza en el cuello del castaño.
- Hyung, ¿estás bien? - preguntó Hoya mientras cogía las sábanas y los tapaba a ambos, abrazando a su hyung y este enterrando la cabeza dentro del cuello del menor.
- Por supuesto que lo estoy, te quiero y ha sido maravilloso – contestó dándole cortos y pequeños besitos por el cuello que hicieron que Hoya empezase a reírse, abrazando todavía más a su hyung.
Definitivamente estaba enamorado de ese genio, infantil, hiperactivo, adorable y en ocasiones idiota hyung.
Antes de darse cuenta ambos ya estaban profundamente dormidos, ajenos a lo que su sesión nocturna había provocado en el comedor.
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Unos minutos antes y al otro lado de la casa...
- ¡¡¡AHHH!!! - gritó de repente Sung Kyu cogiendo uno de los cojines y poniéndolo delante de sus narices - ¿¡Qué cojones ha sido ese ruido!? ¡joder!
Los allí presentes saltaron de sus sitios no solo porque el grito de su hyung parecía que se había amplificado, si no porque esos golpes era jodidamente realistas.
- Es la película hyung, ¿no ves como han empezado a mover a esa chica sobre la cama? la pobre ha pegado un grito tremendo – le consoló Woo Hyun a su lado.
- Madre mía, si parece que de verdad hayan fantasmas en casa, ¿habéis oído los golpes en la pared? eran tan reales... – admitió Sung Yeol con la cabeza metida debajo del brazo de Myung Soo, este último aferrado a su almohada de bambú y con toda intención de blandirla como si de una espada se tratase al primer fantasma que osase asomar la cabeza.
- ¿Habéis visto que maravilla de película? ¡los efectos de sonido son sublimes! - exclamó el maknae encantado de la vida.
- Joder, si hasta parecía que por momentos tuviésemos el efecto de la sala de cine, los gritos se oían por todas partes – corroboró Woo Hyun intentando que su hyung volviese a respirar como un ser humano.
La película llegó segundos después al final, siendo aplaudida con efusividad por Sung Jong el cuál estaba encantado porque realmente parecía que “estaba dentro de la película por como esos golpes en la pared parecían tan reales”.
- A ver si de verdad tenemos un poltergeist de esos en casa... - gruñó Myung Soo haciendo que Sung Yeol pegase un grito y le diese un golpe en la cabeza.
- ¡Cierra el pico y no me asustes! ¡A ver como duermo yo ahora esta noche!
- ¿Queréis que vaya a protegeros? - preguntó Sung Jong con una sonrisa divertida.
- Puedes dormir en mi cama, yo duermo con Woo Hyun – anunció el líder mientras los tres lo miraban sorprendidos - ¿qué? ¡no es cosa mía, es ese idiota que tiene miedo!
- Ahora la culpa será mía – se quejó Woo Hyun con un puchero.
- Por supuesto que sí – concluyó Sung Kyu mientras, abriendo la puerta de la habitación de los dos raperos observaba dos visibles bultos en ambas camas. Con un leve asentimiento volvió a cerrar la puerta.
Woo Hyun lo esperaba bajo el marco de la puerta con una dulce e inocente sonrisa que, estaba seguro Sung Kyu, de inocente tenía poco. Ni rastro de los tres niños restantes.
Tragó sonoramente nervioso y a la vez expectante por lo que la noche iba a depararle.
Solo una palabra GUAU!! Me encanta como se está desarrollando la historia :O Muchísimas gracias por todo ♥ espero cona ansias el siguiente ^^
ResponderEliminarMuchas gracias >_< me alegra que te haya gustado ~ próximamente también habrá lemon de las otras parejas y bueno, al final se sabrá quien será el de la colilla de tabaco jajajaja.
Eliminar¡Un beso cutie! ♥